sábado, 19 de marzo de 2011

EXPERIENCIA PERSONAL: EL PORQUÉ DE NO CERRARSE PUERTAS A UNO MISMO.

Con este tema suelo ser bastante reticente cuando hablo con la gente, con mis amigos, siempre les repito una y otra vez cuando me piden consejo que pase lo que pase: no se cierren puertas bajo ningún concepto. Hay muchas veces que o bien tenemos miedo a que las cosas no salgan bien y sufrir, o acabamos de pasar un desengaño amoroso (o ambas), o lo hemos dejado con nuestra pareja y lo último en lo que estamos pensando es en volver a echarnos novio. Bien, en verdad que creo que tras una relación toda persona debería pasar por una etapa de solería en la que aprendiera a conocerse a sí misma mejor, a vivir por su cuenta, tomar sus decisiones, etc. Nunca me gustó la actitud de esa gente que tras una pareja enlaza con otra rápidamente y si rompe con ésta, otra y así sucesivamente, pienso que eso no puede ser sano, puede estar encubriendo una dependencia emocional en los demás y en esta vida hay que tener claro que nuestra felicidad no depende de los demás, sino de nosotros mismos, de cómo afrontemos las cosas que nos vienen, y además también pienso que no se puede querer sinceramente a tanta gente y tan de seguido. Pero también es verdad que nunca sabemos de quien nos podemos enamorar, así que cerrarse puertas me parece un acto de lo más peligroso que hay, ¿en serio deseas eliminar tú mismo las oportunidades en tu vida de ser feliz?
"Yo ahora me doy cuenta de ello, pero hace un año no era muy consciente, y es aquí cuando comienza mi experiencia personal… Hace un año y cuatro meses conocí a un chico en una fiesta, era una fiesta con bastante gente pero el destino hizo que ambos nos fijáramos el uno en el otro. La verdad es que no pasó de ahí, yo aún tenía pareja, y aunque ya estaba muy mal y nuestros días estaban contados no pasó nada más. Al mes yo lo dejé con mi ex-pareja, fui yo la que tomé la iniciativa porque ya no le quería. Pero en ningún momento y para nada pensé en el chico de aquella fiesta, que resultó ser amigo de una amiga mía. A los dos meses de haberlo dejado con mi ex, coincidí otra vez con el chico (esta vez no era tanta casualidad, mi amiga había preparado el encuentro) y salimos de fiesta juntos, al final pasó lo que estaba predestinado supongo: nos besamos aquella noche. A partir de ahí nos pusimos en contacto y empezamos a hablar más, poco a poco empezamos también a quedar y a conocernos mejor. Yo estaba empezando a vivir lo que es una nueva libertad, estar soltera de nuevo tras tres años de relación, en la flor de la vida, haciendo lo que quería en cada momento y sin tener que darle explicaciones a nadie de lo que hacía, cuando lo hacía y porqué lo hacía (además el peso que te quitas de encima cuando una relación va mal es un sentimiento inexplicable). Por supuesto que en ese momento yo no quería nada serio con nadie ni ningún tipo de ataduras, pero el chico me gustaba y seguí quedando con él, eso sí, siempre dejándole claro lo que había: yo no quería nada serio. De esta manera siguió nuestra historia durante tres meses, viéndonos prácticamente todas las semanas  y sin darme cuenta él cada vez me gustaba más, cada vez estaba más a gusto, cada vez quería verle más a menudo... sin darme cuenta estaba en las nubes y tocando el cielo: simplemente era feliz, en todo el término de la palabra. Pues bien, como os imaginareis, la cosa no acabó muy bien, llegó un momento que él empezó a cambiar conmigo, ya no estaba tan pendiente de mí (cuando empiecen estos síntomas hay que estar alerta), cada vez era yo más la que iba detrás de él (mal hecho, le empecé a agobiar)… y tanto fue así que ya apenas me hablaba. Un día, al poco tiempo, tuve la oportunidad de verle en una fiesta, él me habló muy correctamente, pero luego se pasó toda la fiesta huyendo de mí (cosa que para mí fue bastante denigrante), aunque al final conseguí hablar con él y tal y como parecía ser la cosa me dijo que ya no quería nada más conmigo… Si he de ser sincera la verdad es que rompí a llorar. Sin darme cuenta me había pillado por un chico de tal manera que lo quería para mí, aunque no quisiera reconocerlo al principio, ¡yo quería estar con él! y quizá había sido yo misma la que le alejé de mí con esas declaraciones de intenciones tan claras por mi parte…"
Esto es un pequeño resumen de lo que me pasó. Lo que saco en conclusión con esto es que no nos cerremos puertas, es lo más triste que podemos hacer por nosotros mismos. No tengas predisposiciones; conoce a esa persona, si finalmente la cosa va bien a lo mejor va a más (y hazme caso cuando te gusta una persona de verdad no te importa dejar tu libertad de la soltería) y si acaba mal, como en mi caso, pues habrá merecido la pena, porque está claro, yo lo pasé mal durante un tiempo, pero ahora con la distancia veo que aquel tiempo tan bonito que pasé mereció la pena y que con ello he aprendido muchas cosas de las cuales estoy agradecida. Además, a mí me sirvió para darme cuenta que después de una larga relación hay vida, sólo tenemos que salir ahí fuera y vivirla.

:)

No hay comentarios:

Publicar un comentario